Ética kantiana
El deber, las intenciones
y el imperativo categórico
Según Kant, lo único realmente
bueno, es la buena voluntad. Actuar por
buena voluntad es actuar por respeto al deber, es tener como motivo el propio
deber; y no actuar por interés, que es inclinado por deseos, ventajas o
consecuencias beneficiosas.
El deber es un
imperativo, que no tiene condiciones un imperativo categórico. La buena voluntad bajo limitaciones no puede
manifestarse por si sola.
El hombre no es un ente
solo racional, sino que es sensible. Según Kant el hombre realiza las acciones
que están por una razón, pero también existen ciertas inclinaciones que
influyen, como el amor, el orgullo, el odio, el placer, etc. Con estas
inclinaciones la buena voluntad lucha contra estas.[1]
Se distinguen tres tipos de actos; el primero es
el acto que se impone al deber, por ejemplo una persona se está ahogando, y se
tienen todos los recursos para salvarlo pero a esa persona le debo dinero y
decido no salvarlo porque con su muerte se libera la deuda. Estos es un acto
por inclinación, no por deber, ya que se prefiere no saldar la deuda a salvar
al hombre. [2]
El segundo acto, el acto de acuerdo al deber y por
inclinación inmediata; ahora el que se está ahogando me debe dinero y si muere
no podré recuperar el dinero así que decido salvarlo.
El deber coincide con la inclinación. Es una inclinación inmediata porque la
persona salvada será un medio para llegar a un fin. Es un acto neutro.
El tercer acto, el acto
cumplido por deber; el que se ahoga es una persona indiferente, no es deudor,
ni acreedor, es un total desconocido o puede ser una persona que odio tanto
pero mi deber es salvarlo a pesar que mi inclinación sea otra y lo salvo. Este es
el único acto que Kant consideraría que es un acto moral bueno. Actos donde se conforme al deber y no
siguiendo alguna inclinación.
Actuar por deber es seguir
la voz de la razón que tenemos. Una persona que actúa y se guía por la razón es
un ser racional. Para todas las personas la voz de la razón se nos impone como
un deber ya que somos seres racionales imperfectos y somos así porque nos dejamos
llevar por los deseos e inclinaciones que nos llevan al sentido contrario de la
razón.
Kant decía que la razón
determina la ley que los seres racionales deben cumplir, esta es la ley moral;
es un imperativo categórico que constituyen nuestras obligaciones y deberes. Para
saber si una norma puede ser tomada como ley universal hay que ver si es universales.
Una norma es moral si y solo si es universales. Para determinarlos Kant propone
dos criterios. El primero es el criterio auto contradicción; son normas difíciles
de pensar para que sean leyes universales porque si todos las cumplieran no se podrían
realizar, por ejemplo las promesas que se hacen en momentos difíciles.
El segundo criterio es
la inaceptabilidad; son normas difíciles de querer para que sean universales,
ya que si todos la cumplieran resultarían inaceptables para los seres racionales,
por ejemplo no ayudar a otra persona que tiene problemas aun pudiendo ayudarla.
Kant supone que las
normas morales al considerarse universales no tienen excepción alguna. [3]
El imperativo categórico son
aquellos que ordenan una acción, pero no se refiere a un fin. Kant dice “obra
de modo que puedas querer que lo que haces sea una ley universal de la
naturaleza”. Por ejemplo amar a tu prójimo.
Es el único que tiene un valor moral ya que
expresa la ley práctica. Kant sostiene, que solo este tipo de imperativo es un
imperativo moral, actúa por el simple hecho de que las cosas son buenas y deben
de ser, pero si estas se hacen por alguna conveniencia o por un tipo de interés
egoísta estas pierden todo su valor y sentido moral. Por ejemplo “no matar”, es
un imperativo categórico porque es válido como ley moral universal.[4]
Debemos actuar con máximas que podamos querer como
leyes universales. El imperativo categórico nos dice las razones para que la acción
sea buena o mala.[5]